SEMANAS DEL 25 AL 8 DE MARZO




¡SE ACABÓ!
Sí, esa es la entrada de este diario de aprendizaje. Y sí, también son las dos palabras que definen todos estos días pasados. ¿Que qué es lo que he aprendido de ellos? Ni idea. Puede que al final de este texto te lo pueda definir, cuando aclare todo este lío que tengo en mi cabeza.
Se acabaron las mentiras, se acabó la envidia, se acabo el miedo, la tristeza, la complicidad. Está muy bien ser buena con la gente, está muy bien perdonar y pedir perdón, está muy bien que todas las personas acudan a ti cuando estás mal, pero ¡eh!, cuidado… Frena un poco y párate a pensar. ¿Van a hacer ellos lo mismo que tu estás haciendo? No tengo ni idea. Aunque una cosa que sí que tengo clara es que hay ocasiones en la vida en las que tienes que dejar de ser tan buena y preocuparte más por ti. Pero claro, ¿cómo lo hago? ¿Cómo haces eso cuando estas viendo a alguien de tus mejores amigos/as mal? ¿Cómo lo haces cuando sabes que te necesitan? Quizás todo esto, acumulado con las “opiniones” de la gente, el querer ayudar a todo el mundo y no poder, y los típicos problemas de adolescentes son los que te hacen estallar.

Hacedme caso, saltar, gritar, llorar, hablar con alguien, pero por favor, no os sintáis nunca con esa sensación de no puedo más. Cuando todo se acumula piensas que la situación es mas grande que tú. Crees que puedes controlarlo todo pero te das cuenta de que no, y en ese justo momento es cuando caes hacia abajo con todo encima. Pero de repente, revientas. La calma, la tranquilidad, el aire… Empiezas a sentir todo eso poco a poco. Entonces abres los ojos y te das cuenta de que sí, de que sí que le importas a los demás. Te das cuenta de que los tienes ahí para cuando lo necesites, que se preocupan por ti. Entonces empiezas a verlo todo de otro color. Justo en ese momento, fue cuando me dí cuenta que ya había pasado ese tiempo de sentirme mal conmigo misma.

Y ahora, ¿qué es lo que he aprendido de todos estos días? He aprendido otra experiencia más de todas las que te pone la vida para superar, he aprendido que si le doy la vuelta a las cartas, están todos conmigo, dándome la mano para que no me caiga. Pero sobretodo, he aprendido a quererme a mí misma, porque si no empiezo por quererme a mí, ¿quién más lo va a hacer?

Levántate un día de la cama con el pie derecho. Con el pensamiento de puedo con todo lo que me echen y con el doble. Créetelo, porque el día que empieces a creer en ti mismo, la vas a liar… y mucho.

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